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28 de junio de 2010

CLUB BUEN ROLLITO Y ATLEFULCA


LOS CLUBES BUEN ROLLITO Y ATLEFUNCA EN PEREGRINACIÓN

Desde San Bartolomé de Tunte, hasta Santiago de Gáldar. Ambos clubes nos pusimos en contacto para organizar este evento. El sacrificio valió la pena. Según nos levantamos, a las 6 de la mañana teníamos que estar concentrados los que salíamos de La Paterna, y el resto de participantes esperaban en Telde, con el objetivo de salir muy tempranito desde el pueblo de San Bartolomé de Tirajana, ya que nos esperaba un recorrido de 75 km.
Nos dimos cita en este pueblo un total de 19 ciclistas, aparte del conductor de la guagua, Diego y Servando; este último como copiloto. Quien tuvo bastante mérito en hacer esta hazaña, fue nuestro compañero Manuel Portero, que no se había preparado muy bien físicamente, pero para nuestro asombro consiguió llegar por sus propios medios sin recurrir a ningún medio externo, aguantando el ritmo que le marcaba sus oponentes.
Disfrutamos del paisaje, comentando los compañeros que por alguno de los tramos de la ruta era la primera vez que pasaban por estos lugares, como Monte Pavón, Lomo el Palo, etc.
El grupo tenía que coordinar con D. Agustín, el párroco de la ciudad de los Caballeros, la llegada a la misma. En los días previos Roberto, “zapato veloz” había contactado con esta buena persona que el conoce desde hace tiempo, para que recibiera al grupo de ciclistas que veníamos desde San Bartolomé.
A las 12 y media nos estaba esperando en la Puerta Santa de la Iglesia para recibirnos y acompañarnos a hacer la ofrenda floral al apóstol Santiago, que según cuentan las escrituras sería el primer apóstol que entregó su vida por la fe en Jesús.
Nos recibió dando las gracias por llegar hasta allí después de un largo camino en bicicleta, comentándonos que el próximo año Jacobeo sería dentro de 11 años que es cuando coincide un domingo. También nos comentó que la próxima vez si la repetimos será empujando la bicicleta, pues ya estaremos bastante mayores. Algunos de nuestros familiares nos estaban esperando y entramos todos juntos, cantando una alabanza al mismo tiempo que nos dirigíamos hacia el santo para entregarle la ofrenda de flores, que fue llevada por un componente de cada club en representación de todos los que allí asistíamos.