UN DÍA CANARIÓN EN BICICLETA
El día 25 de septiembre el club ciclista se dio una buena tollina. Éramos una tonga de ciclistas, entre ellos estaban: cho José Atta, cho Pepe Hidalgo, cho Juan Fernando, cho Sergio Jordán, cho Antonio Barrios, dos nuevos que están en la Biblia también: cho Ángel y cho Abel, cho Servando, cho David el guagüero, cho José Naranjo, dos compadres de cho Pepe Hidalgo, cho Evaristo y un godo, David Peinador.
Ansina fue la salida desde Telde, salió como habíamos acordado: a las 09:00 en punto ya estábamos pedaleando con dirección al Cruce del Pajar en Arguineguín. El ritmo de carrera fue bastante fuerte desde el principio con la intención de que el día no se nos echara encima y no tuviéramos que pasar mucha calufa por el camino. Teníamos que pasar por ca´ Hidalgo en Agüimes donde nos estaba esperando con otros compadres. Durante la ruta hubieron algunos incidentes como el del compañero José Naranjo que se le partió una verga de la ruea, o el de Pepe Hidalgo que vio como una vieja que iba pateando por San Fernando se pegó un gajo o partigazo y se esmochó toa. Paramos para asistirla, y al momento llegaron varias personas a golinear. Como todo se quedó en un susto, cho José Hidalgo cuando vio que todos estaban despistaos se pegó la jullona pa irse palante un fleje de kilómetros y ver si podía llegar el primero. Hasta ahí llegó Sergio Jordán en bicicleta muy bien en forma, pero tuvo que jeringarse y regresar a la choza debido a que tenía un guateque familiar.
Tardamos unas cuatro horas en hacer el recorrido en bicicleta, estábamos enchumbaos de sudor, ya no sentíamos la chibichanga, los ñames ni los ñoños. Siempre hay un totorota que se queda atrás, fue el caso de el puntal de Juan Fernando que se encontraba un poco aguanajado, debido a que tuvo algo de movimiento la noche anterior bailando bachata con una chocha. Quien dio la sorpresa al grupo fue el compañero Ángel, ¡ñoss! salió el último del pelotón y cuando llegó al la altura de San Fernando dio alcance a los dos primeros del grupo que eran Evaristo y Abel.
Los que se dieron una buena cuerada fueron Antonio Barrios y José Naranjo. Tiene merito lo que hicieron: conseguir volver a conectar con el grupo. Se salieron de la ruta marcada, esto bobomierdas, esperando que llegaran los demás, lo que hizo que más tarde le pasara factura por el sobreesfuerzo realizado llegando los últimos a la meta.
Al final llegamos a la cofradía de pescadores de Arguineguín, nos cambiamos la ropa y nos pusimos las cholas, con un gilorio que daba miedo. Cuando entramos vimos jocicos raros y algunos guiris, pero nosotros a lo nuestro. Empezamos a enyescar, pedimos unas garinbas y unos guanijay, pa comer, Gueldes (pescados pequeños fritos), mojito, papas arrugadas y una peya de gofio, hasta que nos arrequintamos. Pedimos la cuenta y más de uno se enyulgó. Con la comida todavía en el buche nos fuimos sin pedir frangollo. El cortadito o el jugo de melocotón nos lo tomamos en una parada que hicimos durante el camino, en la cual Servando Pereira se enraló y hizo la gracia de pagarlos todos. Gracias de nuevo compa.